Cada vez estoy viajando más para Saturno, de hecho ya lo estoy haciendo muy seguido. Aun recuerdo cuando tuve que recurrir a un amigo este año porque apenas y estaba acostumbrándome a ubicarme en esa gran ciudad llena de terrícolas ocupados todos por nada que pareciera ser mucho y preocupados de lo que podría ser urgente, pero más relajados que en Urano, eso definitivamente es cierto. En Urano, mi ciudad (aunque sea planeta, pero es mi ciudad... yo lo denominé así y usted sólo limitese a aceptarlo) la gente es urgida. Viven pensando en "lo que sucedería si", pero a las finales no concretan niuna weá (sorry por el improperio a usted mi querido lector). En realidá todo chileno planetario tiene como esa actitud.
Este último viaje que me dí a Saturno fue en bus, en el cual como siempre me desesperé por bajarme al minuto siguiente, es que me hago la idea de estar sentada 6 horas con personas que roncan al minuto siguiente que partió el bus, que comienzan a sacarse los zapatos para que no se les hinchen sus regordetes pies, y se refiegan en esos asientos almidonados y felpudos para estirarse un poco a ver una película más mala que la maldá. Huácala.
Bueno, la cosa es que este último viaje (que me pegué por razones obvias de mi existencia, y que casi ni me lo voy también, pero poco a poco las cosas se dieron sin mayores complicaciones). para ver a alguien que... obviamente no me canso de ver ni escuchar. Bueno esto tal vez es exagerado, si tuviera que ver una maraton de una semana de Fito tal vez terminaría chata.
Bueno, pero como punto aparte lo que queía más bien era hablar sobre que es común que los provincianos acudamos a una ciudad como Saturno. Lógico si en Cumpeo, donde vivo de mi Urano querido es una divina lata en algunos aspectos, pero maravilloso en otros, si definitivamente... pero y además de eso, y lo magnífico que puede resultar mi Cumpeo de mi Urano querido, siento que no me acogen.
Sin embargo, el otro día experimenté algo bien especial en Saturno, el mismo día de que Fito se presentaría en el Caupolicán. Durante la tarde, acomapañé a hacer unos trámites a una de mis mejores, caso no es la mejor de mis amigas... en Saturno, claro. Hasta que de un momento a otro sucedió lo que en ningún momento de mi vida podría considerar de lo peor, pero si gracioso. Caminaba placenteramente entre una muchedumbre de gente alborotada de horario punta que caminaban de allá para acá sin mirar al lado siquiera cuando de pronto sentí que una de mis sandalias güaleteaba con todo descaro. La miré y me dije, que shush.... Bah! ya. Se rompió la huinsha de la shala como dicen los que se hacen los torrantitos.
Tengo 2 opciones pensé. Me saco una chalita y sigo con una sola o me saco las 2.
El que me conoce bien debe saber cuál fue la alternativa que tomé.
Me saqué las dos chalas. Y caminé a pata pelá (descalza) por tooooodo lo que me quedaba de recorrido a casa (casa en Saturno, o sea, donde me estaba quedando). Y qué más dá po. Dije yo, lo que me queda de camino me dedicaré a pavonear a pie pelado. Y así lo hice, pasando por la moneda, caminando hasta el metro para bajarse en Pedro de Valdivia o Manuel Montt, ya ni me acuerdo bien. Me dí el lujo de hasta pasar al Ekono, todo eso a pie pelado, jaja igual fue rico, aunque siempre poniendo ojo de donde ponía mis delicados piececillos para no enterrarme algo, obvio, si hubiese sido así la cosa no se torna tan divertida.
La gente igual se queda mirando raro esas cosas, porque salen fuera de lo común, del común denominador. Pero igual yo me pavoneaba como comercial de Cahantún, onda "vive la vida... vive Cachantún...", como si no me interesara... y en verdá no estaba ni ahí.
La cosa, o sea el punto al que iba es que puta, estas cosas me devuelven la vida otra vez. Son gratas experiencias, y gracias Saturno que me acogió así, a patita peladita. Me sentí humilde y sencilla en una ciudad donde muy pocos lo son, pero muchos podrían serlo si quisieran. Y llegando a casa me miré recién la planta de los pies, jeje, lo primero que se me vino a la mente... no tengo pie plano porque no tengo las patas todas negras, jeje.
Y el otro punto del que quería hablar es que bueno, eso po, los provincianos más que buscar oportunidades en ciudades grandes creo que es por sentirnos mejor, acogidos. Urano, a pesar de ser uno de mis más grandes amores, no me acoge ni me entiende. Se ve cercano, creo que aunque en mi vida no es nada certezas... podría verse como una posibilidad irme a Saturno, y eso una posibilidad que se acrecienta cada vez más. Sobretodo por las cosas que han ido ocurriendo este año.
sábado, octubre 25, 2008
Por una ciudad que me recibe a pies descalzos
Publicadas por Carla a la/s 6:35 p. m.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
Vive cachantun, me gusta.
Yo caminé hacia atrás como tres cuadras seguidas, y si, te miran raro.
Publicar un comentario