jueves, mayo 22, 2008

Color

Mientras caminaba por las calles húmedas entre el aroma a tierra y eucaliptus mojado por el temporal que ha habido estos días en Urano, pensaba que ya hace dos días que tengo pena o más que pena es impotencia, impotencia de ser como soy.
Me declaro absolutamente culpable de ser un poco necia, pero de verdad que a veces no logro comprender qué es lo que sucede.
Existen personas que se hacen una idea errónea de lo que uno es, o más bien de que ellos quieren que uno sea. Pero es difícil, y más difícil es lograr entender que las personas tenemos comportamientos que no siempre son los que el resto quiere.
Hace dos días que con suerte me habla, tiene enojo o más que enojo resentimiento. Resentimiento de muchas cosas que comprendo. Y es legítimo, para las dos partes.

A veces uno se ciega a sí mismo, pero a pesar de todo eso, creo tener buen carácter y casi siempre llevo las cosas de manera pacífica, porque no sabemos cuanto tiempo más nos queda entonces, para qué andar con sandeces de rencores, enojos y silencios que no conducen a nada.

Pienso que aquella persona necesita reconocimiento de mi parte. Quizá ese es también un comportamiento errado de mi parte, pero es como soy. Cuando las personas se quieren, se aceptan como son, con sus dificultades, mañas y cualquier otra forma de ser, porque no es válido criticar eso. Las personalidades aparecen desde lo más profundo de nuestro ser, incluso los genes juegan un rol muy preponderante en ello.

Pero no me juzgues diciendo que soy igual a quién me dió el ser, porque si lo soy, no tengo la culpa y además estoy orgullosa de ello. Es la primera vez que me permito decirlo, porque sé que es lo que más te moleta de mí.

A veces las personas no se dan ni cuenta del daño que provocan en otras por no querer escuchar. El silencio mata. Contriñe los sentimientos. Evita cualquier atisbo de felicidad.
¿Cómo esperas saber lo que me sucede también a mi?

No sé si esto ya es ponerle color, nadie está obligado a quererla ni entederla a una, pero de mi parte está todo el sentimiento que me puede dar el corazón y todo el seso para poder comprender. Amar es una virtud que yo no voy a abandonar en este momento, porque siento que no debemos cerrar la puerta a amar, que es gratuito y recibimos enormes y gratas recompenzas por ello.

1 comentario:

Artefacto dijo...

Amigui: nanai, nanai, no màs. ¿Què harìamos sin los blogs?, enrròllese en su concha mientras lame sus heridas, puede que dure un tiempo, pero saldràs reconfortada. Con respecto a los silencios cito a Marc Ferro "La humillaciòn suprema es ignorar a quièn se humilla".

Te envìo mi luz y un gran abrazo.