Estoy trabajando para la campaña de difusión de Bosquemar, unos departamentos sinceramente fuera de serie, que si Dios quiere con harto trabajo podré obtener uno algún día.
Estamos en un stand en Verluys y como siempre, hay cosas típicas, como por ejemplo el típico viejo que apenas llegas y te instalas, viene a saludar y presentarse con la intención de quedarse sacando la vuelta al lado de una o bien intentando jotearte con la vaga idea de que lo vas a pescar.
También existen las típicas personas que hacen como que tienen mucha plata como para comprar un departamento al contado y se comprometen a visitarlo y todo, pero en el fondo en el fondo, no les alcanza ni para un chicle. Y a mí tampoco, pero es distinto porque yo los estoy promoviendo, no mintiendo ni haciendo de cuenta que voy a comprar un departamento.
También existen aquellas personas que les ofreces diciendo si conocen el lugar y ellos friamente responden que si, para que no les recuerdes que no pueden comprar, o que les es tan inalcanzable como un viaje a Urano.
Tampoco falta aquel huevón que te ubica porque habitualmente vas a comprar a ese supermercado en el que él trabaja. Entonces ahora que te ve detrás de un mesón, se encuentra con el valor de acercárse a preguntarte cualquier idiotéz y más encima se hace el lindo como si le quedara bien ese papel, porque generalmente son muy pungas.
Hay otras personas que miran desde lejos esperando a que les des un llavero de los que estás regalando, pero no se acercan y podría regalarle 10 si quiero, pero son tímidos y definitivamente no se acercan. Sin embargo hay otros que se acercan y verdaderaente están interesados. De las 7 horas que llevo aquí, han sido máximo 4 personas.
Mientras tanto, escucho entre la multitud a un vendedor de libros que engrupe a la gente con las ilustraciones de las enciclopedias.
No falta ese jefe jaibón que entra al supermercado haciendo alarde de que invitará a comer a dos señores que lo acompañan, que a simple vista se nota que tienen menor poder adquisitivo que él. La típica pareja de pololos que son iguales: desabridos, pálidos, flacos, con anteojos y ambos con cara de mateos. Charlatanes con pinta de galanes. Niños que miran los llamativos regalos, pero les reagalas uno, y traen a sus 5 amigos para que les regales también. Un conejo en la juguetería moviendo sus orejas de abajo hacia arriba y viceversa.
Ah !
Fue un día de trabajo, ya son las 7, me arreglo y me voy a la casa.
Ahora converso con el Nico, que es un amor !!!!
sábado, marzo 15, 2008
Y le llaman trabajo
Publicadas por Carla a la/s 7:36 p. m.
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