ida (1)

Son las 7 y algo de la mañana. Es día viernes y siempre lamento levantarme a esta hora porque es la única clase que tengo en el día. Pero en fin, ya estando arriba de la micro es lo de menos.
Siempre sube gente que te llama la atención por algún motivo u otro. Hay una niña que lleva la chasquilla tomada como la Verena de la teleserie DESCARADOS, igual ya es re-vieja la moda esa, pero se le veía bien. Un señor que lleva jockey, no sé para qué porque a esta hora no hay sol ni calor. A la micro también se subió un tipo que se rió de mí porque me vió salir corriendo de mi casa toda acelerada, me tropecé y más encima se me pasó la micro (yo tambié me reía de mi propia desgracia, pero para callado... porque eso no debe saberlo nadie). Cuando llegó el San Remo, él me cedió la pasada, cosa que agradecí porque igual hacía frío y salí medio desabrigada con la esperanza de que a las 10:00 se cumplan los 20 grados que prometió la meteoróloga de canal 13 en la mañana.
A mi lado va un señor mete leyendo no se qué cosa en inglés, asñi que sapeo el pie de página y caché que era algo de macroeconomía, uno de mis temas favoritos y no se distrae con nada, absolutamente nada hasta que da vuelta las ojas del texto fotocopiado.
En la puerta trasera, mirando hacia afuera va un chico de pelo largo y crespo, le llegaba hasta el omóplato medio desenmarañado y escucha música en un mp3, parece que son cumbias... no! es metal.
Mientras iba mirando hacia afuera por la ventanita medio empañada por la respiración de tanta gente lamentaba no haber tomado desayuno porque mis tripas van reclamando, pero no importa porque me devolveré temprano a casa y ahí tomo más tranquila, además que por mientras me puedo ir saboreando los labios porque llevo puesto aquel brillo de labios con sabor y forma de frutillita, que igual salva, jeje.
Un señor que va ubicado más adelante tiene un parche blanco en la naríz, ha de ser porque le pegó la señora, jajaja o porque se golpeó con algo, quién sabe. Mientras estaba pensando qué otra cosa podría haberle sucedido, se levanta una señora de su asiento y toca el timbre desesperadamente, como el chofer no se detiene, la señora grita desde la puerta trasera:
- Paradero oiga! no escuchó?
El chofer no respondió nada, porque en realidad la señora tocó el timbre tarde. Alcancé a darme cuenta de ese detalle.
En eso, volvió a arremeter la señora:
- Dónde me dejará ahora?..... Brrr .... imbésil.
Parecía que ya iba a ladrar la señora, igual me dió lata con el pobre chofer. Siempre se tienen que mamar a gente histérica.
Bueno, el chofer la dejó en el próximo paradero, igual es un poco lejos si tomamos en cuenta el anterior, pero algo es algo.
A esto ya se me olvidó lo que iba pensando acerca del parche en la naríz, porque a todo esto, mirando la situación de la señora el señor del parche ya se bajó. La micro se detienen justo en el portal de la U de Conce, ya tengo que bajarme.