Caminaba hoy cerca del anfiteatro por la ciclo vía de la laguna y mientras buscaba un lugar donde sentarme a observar tranquilamente.
El día estaba reposado por lo que anhelaba sentarme en algún lugar por ahí para mirar lo que tanto me tranquiliza... la naturaleza. Ubiqué uno de los paraderos de CANOPY y ahí me instalé a mirar la laguna y los cisnes que andan por ahí. En ese momento me acordé del libro que estoy leyendo "muchos cuerpos, una misma alma" y mientras seguía mirando los cisnes y alguna que otra ave que andaba por ahí me pregunté si es que será cierto aquello de que uno ha tenido vidas anteriores como lo dice Brian Weiss (el autor del libro) y que mas encima... de cada una de las vidas vividas se toma un aprendizaje que nos hace ser lo que somos actualmente en cuerpo material, lo que nos hace ir subiendo peldaños en la escala de las almas, que nos permite subir a un nivel espiritual superior.
Si verdaderamente es así, hay cosas que hacemos en esta vida para mejorar algo en lo que fallamos en vidas anteriores. Si tengo que hacer un recuento, diría que aprendí a equilibrarme sobre un tronco caído en la laguna; me he interesado por el estudio del marketing, la economía y las matemáticas; también he aprendido en cierta medida a defenderme de golpes y de llaves entrenando aikido, que últimamente no he ido a entrenar, pero por cosas que se suscitan cuando uno tiene días libres... la familia... amigos...
Recordando y pensando todas estas cosas caminé nuevamente por el tronco caído, y me sentí tranquila. No había viento así que me sentí más segura que otras veces de atravesarlo, y estando ahí... me detuve, erguí mi cuerpo, alcé la mirada y vi la quietud de las aguas sobre un armónico paisaje de naturaleza.
viernes, febrero 29, 2008
Mucho Cuerpo
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martes, febrero 26, 2008
Los Héroes
Imagino que todos alguna vez hemos quedado de juntarnos con alguien en algún lugar que podría llamarse no adecuado, como por ejemplo juntarse en una estación de metro en algún horario punta.
Llamé a Pancracio para que nos juntáramos en su planeta Urano, logramos ubicarnos a mitad de semana y nos juntaríamos en el andén de la estación Los Tres Chanchitos, pero ese día y a esa estaba demasiado lleno y no logré ver a nadie en primera instancia. Estaba comenzando a hacer un poco de calor y el oxigeno se estaba haciendo un poco escaso por la cantidad de gente que se reune en ese lugar. Busqué y revisé cada rincón de la estación. Camina por aquí y camina por allá, pero ningún avistamiento de mi amigo. Ya me estaba desanimando de buscar mientras pensaba cómo podía ser tan mensa de haber escuchado mal la estación donde nos juntaríamos y cómo podría haber sido tan menso Pancracito de no haber sacado su nunca utilizado aparato portátil para realizar llamados. No importa, comprendí que así es el destino no más, y filo.
Para no rendirme tan fácil, dí una última vuelta por las distintas salidas hasta que de pronto... si! ahí estaba el Pancracio... pero en la estación del frente.
Por fin!
Ahora la cosa es cómo le informo de que estoy por el otro lado con tremendo choclón de gente y más encima soy baja de estatura. Bueno, pero en realidad nunca ha sido una complicación ser baja porque me las arreglo de algún modo para llegar alto sin tener la estatura. Así que hice mi mejor esfuerzo y dí unos aletazos gritando: ¡Pancracio!!! ¡Pancracio!!! ¡Pancrácio!!
Posteriormente supe que lo que vió mi amigo Pancracio fue a una diminuta niña pegando unos aletazos nada más, porque él estaba escuchando música a todo volumen en el Mp3. Así que ni wea de lo que yo gritaba, jaja
Cuando me vió, lo primero que hice fue desesperarme por ir para el lado contrario corriendo, pero mejor me contuve y volví al mismo lugar en el cual me había visto el Pancracio... "asumiendo" que atravesaría él. Como al parecer es todo un gentlemen fue él quien efectivamente atravesó, había tanta gente que agradecí haberlo encontrado.
Por fin después de tan larga y ansiosa búsqueda, ahí apareció de entremedio de un montón de gente. Y como si nos conociéramos de toda la vida... nos damos un cálido abrazo... fue fenomenal, se me quitó todo mal que podria haber tenido hasta ese instante.
Me habría quedado hasta el otro día en ese abrazo, porque al parecer fue mi propia necesidad de sentir un abrazo lo que me hizo arrancar de Neptuno a Urano. Lo lindo es que lo encontré, y agradezco haber sentido ese cariño fraternal, aunque haya sido en la estación Los Tres Chanchitos... porque igual el lugar le dió algo de genialidad al encuentro.
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domingo, febrero 24, 2008
Pal traste
Hay días increíblemente malos.
He vuelto desde Santiago con el poto casi cuadrado de tantas horas de viaje en bus. Traspasos de información insoportable que te hacen hacer justo en los peores momentos (cuando estás en pleno SPM), donde estás más irritante y sencible de lo normal, hinchada a cagar y con la cabeza en cualquier lado menos en lo que debes.
Sinceramente atroz.
Ya!
eso no más...
y sí...
estoy pa la cagá hoy
y me carga estarlo,
pero así es la cosa no más
sólo quiero que se me pase luego
y así será..
Publicadas por Carla a la/s 5:44 p. m. 3 comentarios
viernes, febrero 08, 2008
THE MAN IN RED
A veces resulta dificilísimo describir las sensaciones que nos inspiran en determinados momentos, por eso hoy relataré la historia de una chica que paseaba por el centro de Concepción esperando nada después de largas sesiones de recuerdos de un amor que ya no puede tener más, pero ese día se dedicó a mirar, a sentir a flor de piel cada sensación que pudiese percibir. En eso, mientras caminaba encuentra a lo lejos un hombre que maquillaba su cuerpo de rojo, a torso descubierto y con un pantalón de buzo viejo, pero lo dejó pasar. Y así ella siguió su camino… sin rumbo... sólo dejando fluir sus sensaciones inserta en una comunidad de gente materialista, preocupados tan sólo por ellos mismos y que caminan como si el mundo se fuese a acabar.
Al llegar al final del camino, la chica dio media vuelta y volvió por el camino original.
Se encuentra nuevamente con el hombre de rojo, pero con su indumentaria lista. Lo que ella había visto era un joven que se paraba en medio del paseo peatonal como estatua humana y que por cada moneda recibida se movía. Estuvo un largo rato moviéndose puesto que la gente no cesaba de darle monedas, pero de pronto la chica sintió la mirada de la estatua sobre ella y se sintió extraña, incluso se sonrojó porque la estatua estaba detenida pero buscaba la mirada de aquella chica. Como la estatua se encontraba detenida, la chica se acercó lentamente hasta que encontró la caja de cartón y puso una moneda en ella... la estatua comienza a moverse y a hacer un clase de piruetas para la chica... ella se aleja un poco, pero sigue mirando. El chico vestido de estatua la busca y la busca, por más que ella cambiaba de posición, y en eso… él le regala un beso y se detiene.
Mientras tanto, un niño pone una moneda en la caja y la estatua se mueve otra vez, pero esta vez dibuja la forma de su cuerpo como si la estuviese tocando, ella se siente desnuda y no deja de mirarlo, pero ya no se sonroja.
El tiempo pasó rápido y el chico no quería dejarla ir, pero ella debía volver a su casa. La chica aseguró su bolso bajo su brazo y se alejó.
Publicadas por Carla a la/s 1:37 p. m. 1 comentarios