martes, febrero 26, 2008

Los Héroes

Imagino que todos alguna vez hemos quedado de juntarnos con alguien en algún lugar que podría llamarse no adecuado, como por ejemplo juntarse en una estación de metro en algún horario punta.

Llamé a Pancracio para que nos juntáramos en su planeta Urano, logramos ubicarnos a mitad de semana y nos juntaríamos en el andén de la estación Los Tres Chanchitos, pero ese día y a esa estaba demasiado lleno y no logré ver a nadie en primera instancia. Estaba comenzando a hacer un poco de calor y el oxigeno se estaba haciendo un poco escaso por la cantidad de gente que se reune en ese lugar. Busqué y revisé cada rincón de la estación. Camina por aquí y camina por allá, pero ningún avistamiento de mi amigo. Ya me estaba desanimando de buscar mientras pensaba cómo podía ser tan mensa de haber escuchado mal la estación donde nos juntaríamos y cómo podría haber sido tan menso Pancracito de no haber sacado su nunca utilizado aparato portátil para realizar llamados. No importa, comprendí que así es el destino no más, y filo.

Para no rendirme tan fácil, dí una última vuelta por las distintas salidas hasta que de pronto... si! ahí estaba el Pancracio... pero en la estación del frente.

Por fin!

Ahora la cosa es cómo le informo de que estoy por el otro lado con tremendo choclón de gente y más encima soy baja de estatura. Bueno, pero en realidad nunca ha sido una complicación ser baja porque me las arreglo de algún modo para llegar alto sin tener la estatura. Así que hice mi mejor esfuerzo y dí unos aletazos gritando: ¡Pancracio!!! ¡Pancracio!!! ¡Pancrácio!!

Posteriormente supe que lo que vió mi amigo Pancracio fue a una diminuta niña pegando unos aletazos nada más, porque él estaba escuchando música a todo volumen en el Mp3. Así que ni wea de lo que yo gritaba, jaja

Cuando me vió, lo primero que hice fue desesperarme por ir para el lado contrario corriendo, pero mejor me contuve y volví al mismo lugar en el cual me había visto el Pancracio... "asumiendo" que atravesaría él. Como al parecer es todo un gentlemen fue él quien efectivamente atravesó, había tanta gente que agradecí haberlo encontrado.

Por fin después de tan larga y ansiosa búsqueda, ahí apareció de entremedio de un montón de gente. Y como si nos conociéramos de toda la vida... nos damos un cálido abrazo... fue fenomenal, se me quitó todo mal que podria haber tenido hasta ese instante.

Me habría quedado hasta el otro día en ese abrazo, porque al parecer fue mi propia necesidad de sentir un abrazo lo que me hizo arrancar de Neptuno a Urano. Lo lindo es que lo encontré, y agradezco haber sentido ese cariño fraternal, aunque haya sido en la estación Los Tres Chanchitos... porque igual el lugar le dió algo de genialidad al encuentro.











(Como hace el Nico)
PD: ..... Y nadie se dió cuenta
que andaba sin el braaaa....
aaajajajajaja....
aaajajajajaja....

3 comentarios:

Criss dijo...

¡¡¡Wow que divertida tu historia!!!.

Debo decirte que aun me rió cuando me acuerdo de ella, ya que tuve el placer de leer tu blogger hoy en la mañana, pero no quize dejar comentarios porque estaba apurada. Cuando por casualidades de la vida hoy tuve que salir, ¡¡¡si!!! fui a dar una vuelta con un amigo, nada mas que al cerro santa lucia, razón por la cual viaje en metro y por supuesto me acorde de ti.

Es curioso pensar que cada estación goza de tantas historias y anécdotas divertidas. Yo misma no se cuantas personas vi, gente extraña que quizás tengan tanto que contar. Y aunque trate de fijarme de ver ha alguien “agitando los brazos y gritando!!Pancracio!!” no vi nada parecido, ya que estaba completamente alerta ante cualquier señal.

Como ya te mencione es súper divertida tu historia es ¡¡refrescantemente apacible!! .Buen escrito y excelente blogger

Me despido sin más que decir
Solamente cuídate, se feliz y sigue disfrutado de la vida
Por supuesto que volveré a pasar por aquí
Hasta otro momento

Criss dijo...

Se me olvido decirte

Es rico recibir un abrazo de quen queres, ALGUNAS COSAS NO SON NECESARIAS DECIRLAS, SOLO SE NECESITAN SENTIRLAS…

Anónimo dijo...

Muchas veces un abrazo o una carisia basta para que uno se sienta feliz.