Caminando por la laguna grande de San Pedro de la Paz, logré percatarme en un momento de silecio, que los árboles que crecieron a la orilla de esa laguna, parecen estar torcidos, como si qusiesen huir del agua.
El motivo no lo sé, me gustaría saber el por qué.
Simple curiosidad.
Tan sólo si pudiéramos hablar con ellos, si pudiesen comunicarse de alguna manera conmigo, arrojar información, para dejar de especular ante la fascinante huida de la parte exterior de los árboles, puesto que sus raíces no parecen querer irse de aquel lugar.
¿Será que tienen frío?
¿Será que el viento los corretea con su impetuoso soplido?
¿Quieren irse por su propia voluntad o alguien los está echando?
Si son tan hermosos y nos ayudan a la fotosíntesis para respirar un aire mejor, ¿quién quisiera que se fueran?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario