sábado, julio 19, 2008

La mansaca

Carla!, Carla!, Carla!, escuchaste?... me decía la Isabel mientras me samarreaba de los hombros porque yo dormía profunda y plácidamente, sin percatarme aún de la situación.

Carla! Carla!, Carla!.... Caaaarla!! Incendio!! me gritó la Isabel. ¿Escuchaste eso?. Me dijo.

Mientras que yo aún entre bostezos decía... ¿ah?¿qué?¿qué cosa dijiste?.

Incendio!. Repitió.



Y en eso, dan tremendos golpes en la puerta:

Incendio! Incendio! Gritaba alguien, mientras yo ya me había sacado las legañas de los ojos para ir a cachar qué mierda sucedía, porque cuando uno se despierta de sopetón en la noche anda como atontado. Menos mal que dentro de todos los miedos que poseo, no poseo el miedo a proteger a las personas. Así que me paré hecha una bala de mi cama y pasé por encima de la Isabel, sin importarme en ese momento si es que me podía sacar la cresta y media, porque por algún motivo especial siempre me cagan con el lado de la cama y me tiran pal rincón. Pero me paré de todos modos como si no tuviese obstáculo en frente (y menos mal no había). Salgo de mi pieza, voy a abrir la puerta y ahí me encuentro con dos bomberos con un tubo de oxígeno en la espalda, uno con un hacha rompiendo una de las puertas y un carabinero observando la situación. Todo esto debe haber acontecido como en 30 segundos, aunque en la manera de contarlo hoy, da la impresión de que hubiese sido una eternidad.

Pasada la situación de lo que ví al abrir la puerta, me doy media vuelta y procedo a correr a mi pieza y terminar de despertar a la Isabel, que valga la situación, fue ella quien me había despertado en primeras instancias. Así que la levanté de un ala, luego abrí la pieza de mi mamá, donde dormía ella con mi tía. Incendio!! les grité abriendo la puerta de un chancacazo. Vuelvo de nuevo a mi pieza, donde me empiezo a poner rápidamente las zapatillas. Toma! ponte tus zapatillas, le dije a la Isa. Luego abro mi closet y saco dos abrigos rápidamente y vuelvo a agarrar a la Isa de un ala y le ayudo a terminar de vestirse mientras llegabamos a la puerta del departamento.

En el momento que quiero tomar mis llaves me percato que no estaban en el lugar donde las dejo siempre, pero reacciono rápidamente y caché que mi mami ya iba por el segundo piso arrancando como desaforada. Le grité si tenía llaves y grita de vuelva que si, así que cerré la puerta no mas, mientras que iba pensando... !que chucha! mi mami ya está casi fuera del edificio, y es más, casi al otro lado de la calle... pero... entonces... eso quiere decir que salió arrancando sin siquiera abrigarse... la conchesumadre... el pánico se había consumido a mi madre. Y mientras pensaba eso, me dije... ¿y mi tia?.... Isabel! Mamá! dónde está mi tia?.... No sé. Me respondieron, era lógico que estaba dentro de la casa aun, si que me devolví a buscarla y justo la ví que estaba cerrando la puerta. Puf! al fin todas.



Me quedé parada abajo del edifio un rato para incorporarme un poco a la situación, y shismosear también, para qué estamos con cosas... es común que uno se ponga a conversar con gente que nunca ha visto ni en pelea de perro o que ni siquiera ha saludado en su vida, pero que cacha que son vecinos. Entonces en esa situación aproveché para conocer un poco mejor a mis vecinos de junto y de abajo. En eso, sale el Pablo del edificio y caché que todo el webeo procedía de su departamento. Y claro po! si cuando yo venía llegando del cumpleaños del Gonzalo con la Isa, cachamos que este weoncito tenía manso carrete. Así sacando conclusiones mientras el Pablo me abrazaba todo asustado por la situación, más que me contaba que justo, justo, estaba haciendo un carrete porque sus papás se habían ido a a la nieve con su hermana chica, la Camila. Así que yo decía entre mí: "shuuuuu, cabrito salao... la mansa malacuea", pero lo abrazaba igual no más, si en esos momentos las personas necesitan pura contensión.



Mirando ya objetivamente, la situación era shistosa, porque había llegado primero la 2ª compañia de bomberos, que está al menos de 100 metros de distancia de mi casa, pero tenían una escalera toda piñufla para llegar al 4º piso, incluso podría decir que la escalera era de madera. Mientras tanto que sonaba y sonaba la sirena de los bomberos llegó la primera, tercera y cuarta compañía de San Pedro, que traían una escalera un poco mejor y que trataron de utilizar para poder subir al techo del edificio. Paralelo a eso recuerdo que hacía un frío espantoso porque eran como las 5 y media de la madrugada, yo estaba atónita mirando el grandioso despliegue de los bomberos con un pijama multicolor y el abrigo negro. Había también un viejo que alegaba diciendo que los bomberos eran unos inoperantes y que debieran de tirar agua luego no más... ahí no sé quién me mandó a meter la cuchara y le digo al viejo: "Pero cálmese señor, si los bomberos deben seguir un procedimiento, no pueden llegar y tirar agua para cualquier lado, ellos saben lo que hacen", en eso el viejo se da vuelta, me queda mirando y me empiza a rezongar una de palabrasque hasta el día de hoy no recuerdo porque debo haberme quedado sorda a propósito, además pegaba unos aletazos tratando de explicarme algo que yo no oía, me dio rabia su presencia, y como soy pará de la hilacha le dije (sin saber qué cresta me había tratado de decir anteriormente): "Sabe? a mí no me diga nada, valla a alegarle eso a los bomberos entonces".

Viejo conchesumadre, me tenía nerviosa no sé qué cresta hacía metido entre nosotros, si ni siquiera vive en el edificio.

Bueno, así y la cosa es que el incendio se seguía propagando por el techo y la tarea de los bomberos hasta el momento había sido poco útil. Se sintió la pura sirena de nuevo, y es que venía la segunda compañía de bomberos de Concepción a dar una manito con la escalera telescópica. Oye si parecía de película la weá. Increíble.

Bueno, menos mal y como a las 6 de la madrugada cuando los bomberos ya habían dejado marca por el edificio y la gente ya no estaba histérica, el fuego por fin se había apagado por completo. Yo miraba como cabra chica porque los bomberos se veían como en la películas y los carros coloridos con sus sirenas de colores prendidas, estaba todo muy lindo (dentro del contexto de la situación peligrosísima que había sucedido)

Al final todo quedó en calma nuevamente, menos en la casa de los afectados claro. Pero nos volvimos a acostar porque ya no había ni humo. Dormí como toda una princesa de cuentos de hadas nuevamente. Al fin todo volvió a la normalidad y calentita en la cama de nuevo con la Isa.

Y eso po.

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