Mientras miraba por la ventana poco antes de huir hacia el centro de Urano encontré divinamente preciosa la forma en que la luz de esta temporada rosaba los árboles teñidos de colores amarillentos y magistral la forma en que ésta llegaba al suelo, suelo de piedrecillas amarillas que se encuentran en las plazoletas de algunas ciudades como las de aquí... las de Urano. Dejábanse entrever las sombras de algunas hojas que van callendo, parecían las pinceladas de algún pintor dándole vida a un paisaje otoñal en el cual yo estaba incerta. Me quedé impresionada, babosa más bien... es que casi nunca nos detenemos a observar ese tipo de cosas que son parte del día a día, pero que algún carajo de obstáculo que por a, b o c motivo el resto de los días nos lo impide.
Bueno, se hace tarde... debo huir al centro. Agarro mi abrigo rojo para darle colores a este paisaje y emprendo el rumbo.
Ahá, ahí está el paradero. Paradero que me vio años de años tomar la micro hacia alguna parte. Maldito paradero, já!. Hoy lo veo con nostalgia, pero puta que está mal ubicada la weá. Me acuerdo que los días de lluvia abría el portón del edificio para ir a esperar la micro a ese paradero. -Cerrándose la puerta del edificio estoy perdida. Pensaba en esos momentos de lluvia. Ahora, me mojo... o... me mojo.
Paradero huevón, tapa del sol, pero no de la lluvia. Cuando tiene que proteger, no protege la huevada. A las finales te tapaba más de la lluvia si te pones fuera de él, porque la tendalá de goteras que tiene... uf.
Bueno, no me voy a poner reclamona, si había visto el día tan bonito. Hoy es hoy, y no está lloviendo. Es más, a pesar de que hace un frío de aquellos al menos no me voy a mojar.
Bueno, dónde estaba antes de ponerme a pelar al paradero? Ah, ya me acordé. Un sorbo de té refrescó mi memoria.
Siempre me impresiona Urano, mi ciudad natal. Aquí nací, y bueno... nunca se sabe si es que aquí moriré, pero aquí he vivido por 24 años. Decía que me impresiona Urano, incluso a veces rabeo sola, porque el clima es húmedo y somnoliento. Todo camina con su rumbo predeterminado, las micros, las personas, los choferes, los profesores y etc, etc, etc. Todos. Las personas que en Urano habitan son conservadoras y muy pocas se atreven a cambiar el rumbo camino a sus destinos. Reconosco que soy de las pocas personas que sí lo hacen, pero hoy en especial, me sentí dudosa de cambiar el rumbo. A todos nos golpea la inmaduréz del convencionalismo habitual de la habitualidá del habitualismo innecesario de la vida cotidiana. Me encanta hacer eso.
-¿Que cosa? Podrá preguntarse usted querido lector.
-Eso po. Le respondo yo.
-¿Qué cosa? Podrá volver a preguntarse usted.
-Eso po, enredar alguna frase convirtiendo palabras mal escritas en algo enredado de la historia que estoy narrando.
A todo esto no les he contado que ya me subí a la micro. Pocas veces en todo lo que va de mi vida como pasajera de micro me toca ver a algún cantante o humorista callejero, que por lo demás me gusta escuchar porque aun no puedo con la tecnología del emepetrés (si!!! escribámoslo, ¿porqué escribir siempre en siglas como los pokemones?). La cosa es que hoy se subió un payaso, me hizo mucha gracia un chiste acerca de las micros llenas, y es más nos ofreció la tecnología más avanzada para lograr agarrarse de algún lado que no sea el trasero de alguien en una micro llena... un sopapo. Cool. Pensé. Incluso podría haberlo comprado si es que cupiera en mi cartera.
Ya en el centro me dirigí hacia las tiendas de ropa para vitrinear lo invitrineable e intentar poner de mal genio a algún vendedor haciendo preguntas weonas. Es rico hacerlo, incluso siento una especie de felicidad cuando lo logro. Jojojo. Uno a veces tiene ganas de comprar algo. Alguna huevada payasa que te ayuda con el suplicio del impulso de gastar dinero. Y en eso estuve por casi 2 horas mientras esperaba a mi mamá. En ese intertanto recibí una llamada de alguien que me hizo titubear sobre la ruin y cotidiana caminata por el centro. Simplemente en ese momento pensé que llegaría tarde a juntarme con la Javi en casa. Tonta! eran las 6 y pico de la tarde (pico: entiéndase como poquito) Mejor explico la definición de pico, porque no falta el débil de mente que puede pensar que me estoy refiriendo al otro pico. Bueno, pero el arcaico pensamiento de lo estructurado de mi cerebro justo hizo conección nerviosa con alguna neurona. Bueno, espero exista otra vez para que... ahora que me dí cuenta de lo estructurada que me he vuelto este ultimo tiempo pueda decidir cambiar el rumbo.
Ya estoy en casa, y volví temprano para esperar a la Javi. Pero tuve la necesidad de acercarme a Intraterreno.