El jueves, luego de mucho tiempo de alegatos y pesimismos sobre la soledad, decidí por fin hacer algo. En realidad tengo bastante claro que en los asuntos de parejas, siempre alguno debe tomar la iniciativa.
Me encontré hace unos días con alguien, quien a propósito señaló que no nos veíamos hace mucho tiempo. Y sí, es verdad, hace mucho que no lo veo y no charlamos como lo hacíamos cuando pasaba a visitarlo a Chiledeportes.
Luego de la conversación que tuvimos me propuso salir, ya que hacía falta una conversación un poco más larga.
Como es típico ante estas invitaciones flash, una siempre dice: -Ok! no hay problema, nos estamos llamando- ó -Te llamo y salimos, ¿ya?- o -Yo te aviso cuando tenga tiempo-. Esta vez decidí no quedarme en el intento. Le tomé la palabra y le dí fecha y hora al tiro, pues el tiempo es lo de menos a estas alturas, ya que me vivo quejando.
Así que me apronté a dejar tiempo para esta autoproclamada "cita". Fui clara con él y le pedí que fuera una cita.
En primera instancia sonaba chistoso, pero en pedir no hay engaño, la idea es que a partir de esta primera cita, vengan más. A quién no le ha pasado de que cuando uno empieza a pololear o salir con alguien, es cuando más disyuntivas amorosas tiene??? Así que con ese proposito le pedí una cita y aceptó.
Yo me arregle lo más bonita que pude, haciendo alusión a lo que era..."una cita". Claro, tal vez no era una cita romántica propiamente tal, pero era una "cita", y como todo compromiso, se necesita el máximo de disposición.
Ahora nada más tengo que dar un tiempo, para esperar los resultados, que contaré más adelante.
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