Se promulgó la semana pasada la Ley de Responsabilidad Fiscal, celebrada por diversos sectores políticos y económicos, pues contribuye a asegurar mayor estabilidad para el país y un acceso más barato al financiamiento de empresas y personas, este paso avala la buena evaluación de la economía chilena por el FMI, institución que plantea que están dadas las condiciones para rebajar los impuestos en Chile, rebaja tributaria que vaya más allá de los anuncios realizados por el ministro de Hacienda que, en el marco de "Chile compite" es una buena idea, especialmente si ella apunta a fortalecer la inversión y por consiguiente, el debilitado crecimiento.
Veinte prestigiosos economistas han hecho notar que en eso se pueden usar los recursos provenientes del superávit estructural del uno por ciento. Éste no tiene mayor sentido económico: un balance estructural de las cuentas públicas es más que suficiente para lograr los objetivos de una política fiscal responsable.
Además, ¿por qué el Estado podría administrar mejor estos fondos que los chilenos que los recibirían si les fueran devueltos por vía de menores impuestos? Los criterios de inversión bastante conservadores fijados en esta ley permiten dudar de que los recursos que se acumulan como consecuencia del superávit estructural estén mejor en manos del Estado que en las de los actores privados. Por cierto, reducir el superávit estructural de 1 a 0% no cambia las reglas de administración global de la política fiscal, esto es, que los aumentos de gasto público deben responder a las tendencias de largo plazo de nuestra economía, en particular las del precio del cobre y del producto potencial.
¿Qué pasa con el empleo?
Los muchos cambios metodológicos en la encuesta de empleo impiden tener un panorama claro en cuanto a qué está sucediendo en el mercado del trabajo. Sin embargo, los empalmes efectuados permiten algunas conclusiones preliminares. Por ejemplo, que entre 2003 y 2005 el desempleo fue, en promedio 1,2 punto porcentual superior al registrado en las cifras oficiales. En el trimestre junio-agosto de 2005, habría sido de 10,1%, pero la tasa informada entonces fue de sólo 8,7%. Por eso, respecto de igual trimestre del año pasado, el desempleo aparece bajando en 1,6 punto porcentual, situándose en 8,5% este año. Así, resulta algo engañoso mirar la evolución de la tasa de desempleo, y conviene mirar la creación de empleo. Ésta no es satisfactoria. En lo que va del año, ha crecido a un promedio de 1,5%, y en las últimas tres mediciones la tasa de crecimiento de esta variable incluso ha descendido a 1%. Esto es insuficiente para absorber la tasa de creación de la fuerza de trabajo esperada en los próximos años, sobre todo si se quiere aumentar la tasa de participación de mujeres y jóvenes.
Un mercado laboral poco dinámico tampoco ayuda al crecimiento económico y al incremento de los salarios reales, indispensables para aumentar el bienestar de la población, en especial de los más pobres, cuya tasa de empleo es aproximadamente la mitad de la de los hogares de mayores ingresos.
jueves, octubre 05, 2006
Un poquito de lo mio
Publicadas por Carla a la/s 11:47 p. m.
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1 comentario:
Chuuu, cuando hablo de economía nadie me pesca !!
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